“La mejor manera de aprender es escribir”

 


Adanessa Amador de Jesús 
Aprender implica un buen manejo de las destrezas relacionadas con el lenguaje escrito, tal como plantea Mayor(1993). Una manera fundamental de todo aprendizaje consiste en comprender el texto. Claro que el avance en el aprendizaje se condiciona con el dominio de la cultura letrada. Cualquier aprendizaje debe ser significativo y funcional, es decir,  tener sentido para quien lo aprende y ser útil más allá del ámbito escolar. Según Emilia Ferreiro, “la escritura es importante en la escuela porque es importante fuera de ella y no al revés.” Por tal sentido, podemos decir que el proceso de escribir no es solamente una codificación de significados a través de reglas lingüísticas, es también un proceso social e individual en el que se plasma el mundo y se ponen en juego saberes, competencias, intereses dentro de un contexto determinado. Por lo tanto, aprender es escribir, es producir el mundo.

Fuentes (2000), señala que al ser humano le gusta escribir porque quiere entender su vida, sin embargo este mismo autor afirma, que en las escuelas, algunas/os niñas/os no quieren escribir, demostrando una gran apatía. En tal sentido, es necesario que la y el docente fomente el interés por la escritura, convirtiendo el proceso en un proyecto personal, eliminando la presión, la inducción y el castigo. Esto implica que el sujeto se asuma como escritor y convierta la escritura en un hecho personal e individual, eso es lo que importa verdaderamente, ya que se aprende escribiendo.

Es preciso afirmar, que la escritura es una de las vías de aprendizaje del ser humano y por tanto, juega un papel esencial en la eficacia del trabajo intelectual. Quien escribe tiene un mejor recorrido en su mundo, pues construye y participa más y mejor de las acciones humanas.

Helena Calsamiglia y Amparo Tusón en su obra “Las Cosas del Decir”, pág. 67 afirmaron que “el uso de la lengua escrita se ha convertido en una herramienta de poder y de competencia, signo de poder, cultura e instrucción.”  Entendemos que el conocimiento de la lengua da soberanía, poderío y autoridad al usuario,  si es bien empleada y aprendida puede considerarse como base de todas las actividades humanas. Claro está, que para lograr un buen aprendizaje es factible que el docente enseñe al alumno a distinguir los rasgos diferenciales de la misma y no sólo eso, hay que poner sumo empeño en que desde los primeros años vaya tomando amor al proceso escrito.

Sin lugar a dudas, “la mejor manera de aprender es escribir”, ya que escribir supone mostrar la propia palabra, utilizar las grafías con sentido comunicativo, expresar como se concibe la realidad. En la escritura el sujeto que escribe se muestra, se presenta ante otras y otros, deja ver lo que piensa, siente y sabe, y esto supone también mostrar una organización de las propias posibilidades en el conocimiento de la lengua.

Cassany afirma, que “escribir es una forma de utilizar el lenguaje, realizar acciones para conseguir objetivos, aprender a utilizar las palabras para que signifiquen lo que uno pretende  en cada contexto.” Por  lo tanto, la escritura debe ser un aprendizaje relevante en el contexto  en que nos desarrollemos. Entonces, las y los docentes jugamos un papel muy importante en la formación de los  escritores, que sean capaces de expresar sus emociones, experiencias e intereses personales, escribir textos. Escribir significa saber planear, organizar ideas, corregir, comparar y reescribir. Nos hace libres, ya que podemos plasmar por  escrito todo lo que sentimos en un momento determinado.

En definitiva, al escribir uno descubre que sabía más de lo que creía saber, pues la escritura nos hace reflexivo y al explorarnos nos damos cuenta que tenemos más de lo que suponíamos, porque escribir  permite inventar, imaginar, descubrir aspectos que jamás habíamos considerado.

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